Una prueba de audición es el procedimiento que se debe de seguir en el caso de que se tenga la sospecha de que se está experimentando pérdida de audición.
Los resultados de estas pruebas nos indicarán si necesitaremos de ayuda profesional para empezar un tratamiento que se adapte a nuestro problema.
Estamos hablando de una prueba nada intrusiva, indolora y, sobre todo, muy rápida. Esta siempre tiene que ser realizada por un profesional autorizado: puede ser por un audiólogo bien por un distribuidor de audífonos.
Antes de comenzar la prueba, el profesional debe de contar con el historial clínico del paciente: empezará analizando los conductos auditivos y en los tímpanos utilizando un instrumento conocido como Otoscopio.
El siguiente paso, será determinar cuál es el nivel de audición en cada uno de los oídos. Para ello, se utiliza una cabina que debe de estar insonorizada. En esta prueba, el usuario se encontrará con diferentes tonos que oscilan en distintas frecuencias. Para poder comprobar si, efectivamente, está escuchando el sonido, tendrá que pulsar un botón en el momento en el que lo detecte. Se determinará cuál es el nivel más bajo de sonido que puede llegar a escuchar, y a partir de este dato se determinarán sus “umbrales auditivos”.
Una vez que se tengan estos datos, se tendrán que evaluar para poder determinar si existe algún tipo de problema con la audición.
El profesional se pondrá en contacto con el usuario para comunicarle los resultados. Si existe algún problema, también se hablarán de los posibles tratamientos: si se recomiendan fármacos, cirugía, o bien el tratamiento con audífonos.
Si suponemos que tenemos algún problema de pérdida de audición, cuanto antes nos hagamos estas pruebas, antes podremos iniciar el tratamiento.