Los audífonos nos ayudan a desplazar a valores normales la deficiencia auditiva, consiguiendo una mejor discriminación y entendimiento de la palabra y reduciendo el sonido ambiente que lo dificulta.
En el gráfico vemos la llamada “banana del habla”. Esta zona sombreada de color azul refleja la zona donde se encuentra el habla y como vemos ,tiene forma de banana. Cualquier audiograma que tenga parte de su curva por debajo de la banana del habla conlleva una pérdida de inteligibilidad o entendimiento de palabras formadas con los fonemas que no percibimos o que los contengan.
Al igual que en la vista existe la “presbicia” o “vista cansada” en audiología encontramos la “presbiacusia”, ambas, tanto en vista como en oído, causadas por la edad. Mientras en la vista a partir de los 40 años podemos tener síntomas de su aparición, en el oído es a partir de los 55 a 60 años cuando comenzamos a presentarlos.
La presbiacúsia está originada por una degeneración de células ciliadas presentes en la cóclea que son las encargadas de transmitir el impulso nervioso al cerebro, para que este, interprete las ondas sonoras que llegan a él. Las primeras células en degenerar son las que se asocian a las frecuencias agudas, después a las medias y por último a las graves, de ahí la curva típica en una pérdida auditiva.
Los ruidos se asocian a las frecuencias graves y si añadimos una pérdida auditiva que nos impida un correcto entendimiento de la palabra es cuando “oímos pero no entendemos”, más acentuado lógicamente en esos ambientes ruidosos.
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