Los dentistas son unos profesionales que, cómo cualquier trabajador, está sometido a una serie de riesgos en su actividad. En concreto, se exponen a riesgos de carácter químico, físico, psicológico y biológico. En este artículo nos vamos a basar en los daños físicos, en concreto, en aquellos relacionados con la exposición al ruido.
Existen toda una serie de estudios que se han encargado de analizar de qué manera les puede llegar a afectar el ruido.
Uno de los más destacados es un estudio que se hizo en el año 2000 en dónde se prestaron voluntarios 178 odontólogos de edades comprendidas entre los 22-54 años en Tailandia. Los estudios concluyeron que un 78% de ellos presentaba dolor músculo esqueletal, un 50% injuria percutánea, un 22% alergia provocada con los guantes de látex, 15% problemas de visión y un 3% problemas de audición.
Aunque sea un porcentaje algo reducido, nos ha llamado la atención.
Al parecer, el problema existe porque utilizan piezas que funcionan a alta velocidad y, por ende, esto puede llegar a provocar daños significativos en el oído. Para un paciente, aunque pueda resultar algo molesto, lo cierto es que no llega a mantenerse tanto tiempo cómo para que pueda producir algún daño.
Sin embargo, el dentista tendrá que estar sometido al sonido una y otra vez.
Existen algunas evidencias de que el profesional se puede acostumbrar al ruido, pero esto no es nada bueno… más que nada porque le puede estar haciendo daño y no ser consciente de ello. También se sabe que los problemas de sordera en los dentistas se relacionan con el oído del lado en el que se está usando la aparatología dental.
Entre algunos de los problemas que puede provocar nos encontramos con fatiga, estrés y hasta náuseas.