Cómo ya sabemos, desde el momento en el que se inició la crisis económica, desde el Gobierno nos hemos tenido que enfrentar a toda una gran cantidad de recortes, y que todos estos no son bienvenidos.
Mientras que cruzamos los dedos para que no vengan más en el horizonte, hacemos un repaso a los que ya se han producido y llegamos a la conclusión de que los más radicales han sido los relacionados con el mundo de la Sanidad.
Por esta razón, se han reducido (o directamente eliminado), algunas ayudas que recibían personas discapacitadas, cómo las que pueden experimentar algún tipo de problema de audición).
Por ejemplo, una de las ayudas más características hace referencia a aquellas que se reciben para costear parte de un audífono (que, cómo ya sabemos, no es demasiado barato). Muchas de las personas que tienen problemas de audición son las de la tercera edad; si analizamos su situación, nos daremos cuenta de que las pensiones se han congelado, los gastos a los que tienen que hacer frente se han incrementado y, además, estas ayudas se han reducido o directamente han desaparecido.
¿El resultado? Tienen que estar sacado dinero desde dónde no lo hay, precisamente para poder hacer frente al pago de los audífonos, o de cualquier otro tratamiento.
Existen algunos problemas de pérdida de audición que se tratan mediante la cirugía o por medicamentos. Sin embargo, debido a que las listas de espera de la Seguridad Social se han incrementado, así como algunos fármacos ya no están cubiertos, esto deja a las personas sordas desamparadas de cara a la Administración.
¡Esperamos que esta situación injusta no tarde en demasiado en cambiar!